Un informe de Abansa indica que la mayor parte de préstamos que han otorgado los bancos fueron para compra de bienes y servicios personales. Le siguen rubros de vivienda y comercio.
Un 33% de los créditos que han otorgado los bancos en el país han sido destinados al consumo.
Según el último informe divulgado por la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa), con datos hasta julio de 2024, fueron $5,626 millones en préstamos para ese rubro.
En comparación a los créditos otorgados para esos fines, hasta diciembre de 2023, hay un aumento de $188 millones, pero comparado con julio del año anterior implica un alza de $307.8 millones.
Los préstamos para consumo abarcan el mayor porcentaje de todos los financiamientos que han dado los bancos en el año y que totalizan $16,923.3 millones en siete meses.
Los créditos de consumo son los que conceden las instituciones financieras para la compra de bienes que no están relacionados con actividades productivas o inmuebles; por ejemplo, puede ser para la compra de un vehículo, muebles para el hogar, electrodomésticos o artículos de entretenimiento, una computadora o para la adquisición de bienes inmateriales como un viaje o cualquier actividad de ocio, se explicaba en el portal de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF).
La economista Tatiana Marroquín explica que desde hace años se ha visto esa tendencia de que el consumo ha crecido más rápido y ha sido el sector más significativo en términos de préstamos, lo cual tiene un gran impacto para la economía.
“Esta tendencia que lleva décadas ha sido una de las variables más relevantes, entre otras como la migración con las remesas, las importaciones y otras que han consolidado a El Salvador como un país impulsado por el consumo de productos que no produce al interior”, indicó.
Agregó que una de las razones por las que crecen más los préstamos de consumo es por el incentivo que tienen los bancos por la ganancia de colocar más fácilmente y más caros los créditos en el sector consumo que en el sector de empresas. “Porque al final los bancos y todo el sistema financiero son intermediarios de recursos financieros entre agentes económicos que tienen dinero extra, por decirlo de alguna manera, que lo invierten, lo ahorran y agentes que necesitan el dinero”, dijo.
Comentó que esa dinámica “tiene sus matices, tanto positivos como negativos, dependiendo de quién lo analice; pero sí es relevante decir que el papel de la banca es elemental en términos de dinamizar o no ciertos sectores de la matriz productiva”, comentó.
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Marroquín recordó que en años anteriores se intentó dinamizar la matriz productiva dándole incentivos a los bancos para que prestaran a sectores productivos, a través de liberarles parte de la reserva de liquidez para que colocaran en sectores productivos, pero esos préstamos no lograron crecer o compararse a lo que coloca la banca en créditos personales.
Otro factor relevante que apunta la economista es que hay sectores productivos y comerciales en el país que están en la informalidad y podrían estar haciendo préstamos personales que al final los ocupan para sus emprendimientos.
“No son la mayoría, pero también se encuentran en ese sector de consumo que también refleja otra dinámica de la economía, que es la alta informalidad”, mencionó.
Añadió que otras estadísticas también muestran la cantidad de tarjetas de crédito que tiene una sola persona, lo cual indica los niveles de sobreendeudamiento que tienen muchas personas y como eso está relacionado con el costo de la vida, los ingresos, los salarios, entre otros factores que hacen que la demanda de esta clase de créditos sea mayor.
De hecho, la SSF ha explicado anteriormente que entre las ventajas de los préstamos de consumo está la de poder adquirir un bien o servicio sin tener que pagarlos de una sola vez, lo que permite optimizar la gestión de las finanzas familiares.
Pero entre las desventajas de un empréstito de ese tipo puede estar las elevadas tasas de interés de esos productos financieros, así como el riesgo de sobreendeudamiento en el que puede caer un consumidor si abusa de ese recurso para financiarse constantemente o para refinanciar las deudas que ya tiene.
Foto EDH/ Archivo
Préstamos para otros rubros
De acuerdo a los datos de Abansa, el otro rubro para el que los bancos destinaron $2,801 millones en créditos fue el de vivienda, lo que representa el 16% de la totalidad de los financiamientos. Hasta diciembre de 2023 habían otorgado $2,744 millones, es decir un aumento de $57 millones.
Luego están los préstamos para el sector comercio, los cuales ascendieron a $2,598 millones hasta julio de 2024, mientras que hasta diciembre pasado fueron $2,355 millones, un incremento de $243 millones.
Después está el sector de industria manufacturera, el cual recibió financiamiento por $1,627 millones, lo cual en comparación a 2023 representa un alza de $82 millones.
Este segmento de la economía ha enfrentado caídas este y el año pasado, lo cual ha repercutido en los empleos que genera. En 2023, las personas desocupadas o desempleadas en la industria manufacturera aumentaron en un 77%, respecto a 2022, de acuerdo a la “Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples” de ambos años. Para ese sector, los desocupados pasaron de los 8,887 en 2022 a los 15,723 en 2023.
También el sector de servicios ha recibido empréstitos por un monto de $1,483 millones, es decir $32 millones más que el año pasado, según las estadísticas hasta diciembre.
Mientras que el sector de la construcción ha obtenido créditos por $949 millones, unos $75 millones más que en 2023.
Este incremento en los préstamos podría estar relacionado a las dificultades económicas que ha tenido el sector en los últimos meses, al igual que el de la industria manufacturera; ambos son motores importantes de la economía del país, pero han estado en aprietos y eso ha impacto en el crecimiento.
Por otro lado, el rubro de electricidad y gas ha tenido acceso a financiamiento por $685 millones, lo que implica un aumento de $63 millones, respecto a diciembre.
By Katlen Urquilla