La demanda fue interpuesta en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Norte de Texas, donde X alega que el grupo publicitario, detrás de la Alianza Global para Medios Responsables (GARM), forzó a sus miembros –una lista que incluye a los principales compradores de publicidad– a implementar normas de “seguridad” que prohíben anuncios junto a “información errónea”. Según X, la coalición facilitó un boicot tras la compra de la plataforma por Elon Musk, apoyándose en la colaboración entre empresas para lograrlo.
Linda Yaccarino, CEO de X, afirmó que “ningún pequeño grupo de personas debería poder monopolizar lo que se monetiza”. La demanda de X sostiene que GARM celebró el “enorme daño económico” derivado del boicot, señalando que Twitter quedó un 80% por debajo de sus previsiones de ingresos en aquel entonces.
El Comité Judicial de la Cámara de Representantes proporcionó documentos que indican que GARM y sus miembros apuntaban a medios de comunicación conservadores, utilizando las normas de “desinformación” como excusa para impactar financieramente a plataformas con ideologías diferentes. Esta demanda también incluye a WPP, una de las mayores empresas publicitarias del mundo, y su filial GroupM, quienes habrían coordinado este tipo de prácticas, según los documentos presentados.
En una declaración, Rumble calificó a GARM como un “cártel publicitario”, mientras que correos electrónicos revelados indican que miembros de GroupM mencionaron incluir a The Daily Wire en su “lista de exclusión global” bajo la categoría de “teorías de conspiración”, sin pruebas de que difundiera desinformación. El director de GroupM, Christian Juhl, tuvo que testificar sobre el tema en una audiencia, donde se mostró incapaz de explicar los correos, siendo reemplazado poco después de su cargo.
La demanda alega que la industria publicitaria, dominada por seis grandes empresas multinacionales, usó la plataforma de GARM para amenazar a las plataformas tecnológicas: si no accedían a sus demandas de censura, podrían perder a casi todos sus anunciantes. En algunos casos, empresas de GARM, como la energética Orsted, pidieron explícitamente orientación sobre la decisión de boicotear a Twitter, optando finalmente por retirar toda su publicidad debido a “preocupaciones de seguridad de la marca”.
Este litigio subraya una creciente tensión entre las plataformas tecnológicas y los conglomerados publicitarios, destacando el papel que los gigantes del marketing juegan en la moderación de contenidos digitales y en la presión financiera a medios conservadores.